jueves, 1 de mayo de 2014

Los maestros siguen pensando que son dueños del conocimiento: Rodolfo Llinás

 http://www.elespectador.com/noticias/educacion/los-maestros-siguen-pensando-son-duenos-del-conocimient-articulo-489552

El neurocientífico colombiano presentó los principios que deberían orientar la educación en cada salón de clase. 

Los maestros siguen pensando que son dueños del conocimiento: Rodolfo Llinás
"La escuela nos enseña la ubicación geográfica de los ríos, pero jamás nos explica la importancia del agua. Sabemos dónde queda Caquetá, aprendemos de memoria los nombres de las ciudades capitales y sabemos ubicar a Mesopotamia en el mapamundi. Somos un baúl repleto de contenidos, pero vacío de contexto. De ahí nuestra dificultad para aplicar el conocimiento en la realidad".

 Así lo manifestó Rodolfo Llinás en el marco de la Cumbre Líderes por la Educación, un evento organizado por la revista Semana y llevado a cabo este martes en el Centro Cultural del Gimnasio Moderno.

Durante su conferencia, el neurocientífico señaló que la educación escolar en Colombia tiene varios retos por asumir. Por un lado, dijo, "la educación debe ser lo más personalizada posible (…) Resulta impostergable transformar los métodos educativos. La educación, en todos sus niveles, debe considerar que no todos los estudiantes son iguales, que no todos caben en el mismo molde y que, por tanto, debe ajustarse a las características individuales de cada alumno".

Por otra parte, Llinás se refirió a la actitud de los maestros respecto a sus estudiantes. "Parece mentira, pero a estas alturas los maestros continúan pensando que son los dueños del conocimiento", aseveró. "Los profesores deben ser una guía, su labor no consiste en dar instrucciones sino en comprender a cada alumno es sus particularidades para brindarle una orientación adecuada", agregó y llamó la atención sobre "el respeto y el cariño", valores en los que cree deberían fundarse las relaciones profesor-estudiante.

Así mismo, resaltó la necesidad de incluir en los programas académicos escolares materias como la cosmología y dar mayor importancia a asignaturas de corte artístico como la música.
De acuerdo con el neurocientífico existen algunos conceptos básicos que deben regir el nuevo paradigma educativo. A continuaciones algunos de ellos:

1. "No hay misterios, sólo desconocidos". Según Llinás existen muchos mitos que pueden "dañar el cerebro" y obstaculizar el deseo de aprendizaje y la vocación innata del descubrimiento de los pequeños.

2. "Todo lo que existe tiene una causa previa". Este principio tiene que ver con el llamado por la "educación en contexto". Todas las enseñanzas, dice Llinás, deben regirse por la causalidad. "No existen hechos aislados, pero el modelo educativo vigente tiende a mostrarlos como si estuvieran aislados de la complejidad en la que en realidad se inscriben".

3. "La inducción es clave". “Vale la pena rescatar el valor de los sentidos, enseñar a aprender a través de ellos. A veces esta dimensión queda rezagada", dijo el científico durante la conferencia.

4. Deducción. Para Llinás hace falta estimular la construcción de conocimiento, el pensamiento de los estudiantes. "Construye haciendo uso de tu mente".

5. Parsimonia. En la educación hay que hacer todo a través del método más sencillo.
Para el investigador también es crucial que los gobiernos inviertan, como mínimo, el 1% de su PIB en ciencia.

martes, 22 de abril de 2014

18 cosas que las personas altamente creativas no hacen igual que el resto




http://elartedesabervivir.com/18-cosas-que-las-personas-altamente-creativas-hacen-igual-que-el-resto/

La creatividad funciona de una forma misteriosa y a menudo paradójica. El pensamiento creativo es una característica estable, que define algunas personalidades, pero que también puede cambiar dependiendo de la situación y del contexto. 
A veces, la inspiración y las ideas vienen sin más, y luego, cuando más las necesitamos, no aparecen; el pensamiento creativo requiere un conocimiento complejo, si bien es completamente independiente del proceso de pensamiento.
La neurociencia ofrece una imagen muy compleja de la creatividad. Según plantean los científicos, la creatividad no es tan simple como la división entre las regiones derecha e izquierda del cerebro (la teoría dice que el hemisferio cerebral izquierdo es racional y analítico, mientras que el derecho es creativo y emocional). De hecho, se piensa que la creatividad implica numerosos procesos cognitivos, vías neuronales y emociones; aún no disponemos de una panorámica completa que explique cómo funciona una mente imaginativa.
Psicológicamente hablando, los tipos de personalidad creativa son difíciles de determinar, sobre todo porque son complejos, paradójicos y tienden a evitar el hábito o la rutina. No se trata de generalizar el estereotipo del "artista torturado", pero sí es verdad que los artistas suelen tener una personalidad compleja. Las investigaciones sugieren que la creatividad implica la unión de una multitud de rasgos, comportamientos e influencias sociales en una misma persona. 

"Es cierto que a la gente creativa le resulta difícil conocerse a sí misma, puesto que el yo creativo es más complejo que el yo no creativo", informa Scott Barry Kaufman, psicólogo de la Universidad de Nueva York que ha pasado varios años investigando sobre la creatividad. "Las cosas que sobresalen más son las paradojas del yo creativo… Las personas con mucha imaginación tienen una mente más caótica".

Aunque no existe la definición exacta de la "típica" persona creativa, hay algunos rasgos y actitudes que caracterizan a las personas altamente creativas.
  
Estas son 18 cosas que las diferencian del resto.
 

Sueñan despiertos
A pesar de lo que sus profesores les dijeran, las personas creativas saben que soñar despiertos no es, en absoluto, una pérdida de tiempo.
Según Scott Barry Kaufman y la psicóloga Rebecca L. Mcmillan, ambos autores del artículo Ode To Positive Constructive Daydreaming [Oda a lo positivo y constructivo de soñar despierto], dejar que la mente merodee libremente puede contribuir al proceso de "incubación creativa". Por supuesto, muchos de nosotros sabemos por experiencia que las mejores ideas se nos ocurren de repente, cuando tenemos la mente en las nubes. 

Aunque nos puede parecer que soñar despierto es una actividad sin sentido, un estudio de 2012 sugiere que, en realidad, dicho proceso va ligado a un estado cerebral muy dinámico y exigente, pues conlleva conexiones y percepciones en relación con nuestra habilidad para captar la información frente a las distracciones. También se ha descubierto que soñar despierto activa los mismos procesos cerebrales que se asocian a la imaginación y la creatividad.
Lo observan todo
Las personas creativas se comen el mundo; ven posibilidades en cualquier lugar y están constantemente recopilando información que pueda servir para la expresión creativa. Como solía decir Henry James, "nada se pierde" en la mente de un escritor.
La escritora Joan Didion siempre llevaba encima un cuaderno en el que anotaba cualquier observación sobre la gente y los acontecimientos con el fin de entender mejor las complejidades y contradicciones de su propia mente:

"Por muy diligentemente que anotemos lo que vemos a nuestro alrededor, el común denominador de todo lo que vemos es siempre, de forma transparente y desvergonzada, el implacable 'yo'", escribió Didion en su ensayo "Sobre tener un cuaderno de notas". "Estamos hablando de algo privado, de fragmentos de la cadena mental que son demasiado cortos para usarlos, de un ensamblaje indiscriminado y errático que solo reviste significado para quien lo lleva a cabo". 

Elaboran sus propios horarios de trabajo a su medida
Muchos grandes artistas afirman que cuando mejor hacen su trabajo es o por la mañana temprano o a altas horas de la noche. Vladimir Nabokov empezaba a escribir inmediatamente después de levantarse, a las 6 o a las 7 de la mañana; Frank Lloyd Wright decía que se había acostumbrado a levantarse a las 3 o a las 4 de la mañana, ponerse a trabajar durante unas horas, y luego volverse a acostar. Independientemente de cuál sea su horario, los individuos altamente creativos suelen saber en qué momento del día su mente está más activa, y en función de esto, organizan sus días.
Se reservan unos momentos de soledad
"Para estar más abiertos a la creatividad, tenemos que ser capaces de usar nuestra soledad de forma constructiva. Debemos superar el miedo a estar solos",escribió el psicólogo existencialista estadounidense Rollo May.
Con frecuencia, se describe a los artistas como personas solitarias. Aunque no siempre se cumple, la soledad puede ser una de las claves para llevar a cabo obras maestras. Para Kaufman, podemos volver a relacionar esta idea con el hecho de soñar despiertos; tenemos que concedernos momentos de soledad y, simplemente, dejar volar nuestras mentes.
"Tienes que contactar con tu yo interior para poder expresar tus pensamientos más internos", explica. "Es difícil encontrar esa voz creativa si no mantienes ningún contacto con tu interior ni reflexionas sobre ti mismo".
Saben aprovechar los problemas que les plantea la vida
Muchas de las historias míticas y de las canciones de todas las épocas han sido inspiradas por un drama o por un desamor; lo bueno de estos retos es que al final han servido como catalizador para crear arte. Los investigadores que estudian el crecimiento post-traumático, un ámbito de la psicología en auge, sostienen que mucha gente es capaz de emplear las dificultades y los traumas que sufrieron de pequeños para aumentar sustancialmente su creatividad. En concreto, se ha descubierto que los traumas pueden contribuir a que la gente desarrolle las áreas encargadas de las relaciones interpersonales, de la espiritualidad, el aprecio por la vida, la fuerza personal y, lo que es más importante para la creatividad, la capacidad de exprimir al máximo las posibilidades que te ofrece la vida.
"Mucha gente es capaz de utilizar esto como la gasolina que necesitan para descubrir una perspectiva diferente de la realidad", afirma Kaufman. "En algún momento de su vida, se ha desmontado la visión que tenían del mundo como un lugar seguro [...], haciéndoles salir a la periferia a ver las cosas de una forma diferente, renovada; es esto lo que conduce a la creatividad".
Buscan nuevas experiencias
A la gente creativa le encanta lanzarse a probar nuevas experiencias, sensaciones y estados mentales. Esta apertura y amplitud de miras suele activar de manera significativa la creatividad.
"Estar abierto a nuevas experiencias te lleva, la mayoría de las veces, a obtener logros creativos", asegura Kaufman. "Esta idea presenta muchas facetas diferentes, pero todas relacionadas entre sí: la curiosidad intelectual, la búsqueda de sensaciones, el no tener miedo a mostrar tus emociones ni tu fantasía. Lo que une a todas estas características es el camino hacia la exploración cognitiva y conductual del mundo, tanto interno como externo".
Se caen y vuelven a levantarse 
La resiliencia prácticamente es un prerrequisito para el éxito creativo, afirma Kaufman. El trabajo creativo a menudo se describe como un proceso de fallos repetidos hasta acabar encontrando algo que encaja y que funciona. Las personas creativas, al menos las que tienen éxito, aprenden a no tomarse demasiado a pecho los errores.
"La gente creativa fracasa, y los que son buenos de verdad fracasan más de una vez", escribió Steven Kotler, colaborador de Forbes, en una pieza sobre el genio creativo de Einstein.
   
Plantean grandes preguntas
La gente creativa es insaciablemente curiosa; normalmente, optan por cuestionar cualquier aspecto de la vida, e incluso cuando envejecen mantienen su sentido de la curiosidad. Ya sea mediante una conversación intensa o mediante una reflexión en solitario, las personas creativas observan el mundo a su alrededor y quieren saber por qué, y cómo, funcionan las cosas.
Observan a las personas
Son observadores por naturaleza y tienen curiosidad por la vida de los demás; a las personas creativas les suele gustar observar a la gente, y a menudo extraen algunas de sus mejores ideas de ahí.
"[Marcel] Proust pasó la mayor parte de su vida observando a la gente, anotó sus observaciones, y las reflejó en sus libros", explica Kaufman. "Para muchos escritores, observar la vida de la gente es muy importante… Son buenos observadores de la naturaleza humana".
Se arriesgan
Una parte del trabajo creativo implica correr riesgos; muchas personas creativas disfrutan del riesgo en diversos aspectos de su vida.
"Existe una conexión profunda y significativa entre el riesgo y la creatividad, aunque a menudo se pase por alto", escribió Steven Kotler en Forbes. "La creatividad es el acto de fabricar algo de la nada. Requiere hacer públicas las apuestas mejor posicionadas en tu imaginación. No es un trabajo para los tímidos. Perder el tiempo, empañar tu reputación y no gastar demasiado bien el dinero son algunas de las consecuencias negativas que puede tener la creatividad".

Consideran que todo en la vida es una oportunidad para la expresión propia
Nietzsche creía que la vida y el mundo deberían considerarse obras de arte. Las personas creativas tienden a ver el mundo de esta manera, y a buscar constantemente cualquier oportunidad de autoexpresión en la vida diaria.
"La expresión creativa es la expresión de uno mismo", afirma Kaufman. "La creatividad no es otra cosa que la expresión individual de tus necesidades, de tus deseos y de tu naturaleza única".
Siguen sus pasiones verdaderas
La gente creativa suele tener una motivación intrínseca; esto es, una persona creativa está motivada a actuar desde sus más internos deseos, en lugar de buscar el reconocimiento o las recompensas externas. Muchos psicólogos han demostrado que la gente creativa obtiene su energía de las actividades que le plantean desafíos, lo cual es una muestra de la motivación interna. Las investigaciones sugieren que solo con pensar en los motivos intrínsecos que te mueven a hacer algo se puede activar la creatividad.
"Los mejores creadores deciden implicarse con pasión en cuestiones complejas y arriesgadas que les proporcionan un importante sentido del poder por la capacidad de utilizar su talento", escriben M.A. Collins y T.M. Amabile en The Handbook of Creativity.
 
Salen de sus propias mentes
Kaufman señala que otro objetivo de soñar despierto es ayudarnos a salir de nuestra perspectiva limitada y explorar otras formas de pensamiento, que pueden ser una baza importante para el trabajo creativo.
"Soñar despierto nos permite evadirnos del presente", explica Kaufman. "La misma red cerebral asociada con la imaginación está vinculada a la teoría de la mente; esta nos permite imaginar lo que está pensando alguien o fantasear sobre cómo será nuestro “yo” futuro".
Otras investigaciones también señalan que inducir la "distancia psicológica" (es decir, pensar desde la perspectiva de otra persona o reflexionar sobre una cuestión como si fuera irreal o desconocida) puede activar el pensamiento creativo.
Pierden la noción del tiempo
Las personas creativas pueden pensar que cuando están escribiendo, bailando, pintando o expresándose, entran "en la zona", lo que se conoce como estado de flujo, que puede ayudarlos a crear a su máximo nivel de expresión. Dicho flujo es un estado mental en que un individuo va más allá de su pensamiento consciente para alcanzar un estado superior de concentración y calma sin esfuerzo. Cuando alguien alcanza este estado es prácticamente inmune a cualquier presión o distracción, sea interna o externa, que pueda entorpecer su actividad.
Entras en esa zona cuando realizas una actividad con la que disfrutas y que se te da bien, pero que a la vez te plantea retos; es lo que define a un buen proyecto creativo.
"[Las personas creativas] han descubierto su pasión, pero también han desarrollado su capacidad para entrar en el estado de flujo", asegura Kaufman. "Este estado mental requiere una conexión entre tus habilidades y la tarea que has emprendido".
Se rodean de belleza
Las personas creativas suelen tener un gusto excelente y, por ello, disfrutan de la belleza y se rodean de ella.
Un estudio publicado recientemente en la revista Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts reveló que los músicos (incluidos los miembros de una orquesta, los maestros de música y los solistas) muestran una alta sensibilidad e inclinación hacia la belleza artística. 

Saben unir los puntos
Si hay algo que distinga a las personas altamente creativas del resto es la capacidad de ver oportunidades donde otros no las ven. Muchos artistas y escritores importantes han afirmado que la creatividad se basa en la capacidad de unir los puntos, algo que los demás probablemente nunca se habían planteado.
En palabras de Steve Jobs: "La creatividad simplemente consiste en conectar las cosas. Cuando le preguntas a las personas creativas cómo han hecho algo, se sienten un poco culpables porque en realidad no han creado nada, sino que se han limitado a ver algo. Tras un tiempo, les resulta obvio, pues han sido capaces de conectar las experiencias que habían tenido y de sintetizar cosas nuevas". 
Les gustan los cambios radicales
La diversidad de experiencias es crucial para la creatividad, afirma Kaufman. A las personas creativas les encanta alterar las cosas, tener nuevas experiencias y evitar que su vida se convierta en algo monótono y mundano.
"La gente creativa tiene experiencias más diversas; la rutina es lo que mata esta diversidad de experiencias", explica Kaufman.
Encuentran tiempo para la meditación
Las personas creativas entienden el valor de la concentración mental, pues su trabajo depende de ella. Muchos artistas, emprendedores, escritores y otros trabajadores creativos, como David Lynch, consideran la meditación como una herramienta para conectar con su estado mental más creativo.
La ciencia respalda la idea de que la meditación realmente puede activar el poder de la mente de muchas formas. Un estudio realizado en 2012 por un equipo holandés señala que algunas técnicas de meditación promueven el pensamiento creativo. Las prácticas de meditación pueden ir ligadas a una mejora de la memoria y de la concentración, a un mayor bienestar emocional, a una disminución del estrés y de la ansiedad, y a una mayor claridad mental; todo esto puede fomentar la capacidad de pensamiento creativo.
 
THE HUFFINGTON POST  |  Por Carolyn Gregoire

miércoles, 8 de enero de 2014

Otra opinión más sobre el arte conceptual



Uno como artista no puede fácilmente abstenerse de pertenecer a las redes sociales. Ya sea que las empleemos para promocionar nuestro nombre y nuestro trabajo, o para construir un terreno de comunicación con quienes nos siguen o perder el tiempo y jugar Candy Crush, el hecho es que como artistas e individuos de nuestro tiempo vivimos y buscamos dentro de las redes sociales a nuestros amigos y nuestros pares igual que todo el mundo.

Gracias a esto nos acercamos a la cotidianeidad de muchos, y entre ellos a nuestros colegas y a veces amigos artistas a quienes seguimos, y nos afiliamos a grupos y páginas de arte y artistas que admiramos o envidiamos algunas veces también. Nos enamoramos de imágenes de gatitos cómicos, compartimos videos musicales y criticamos fotografías de niñas que buscan reconocimiento mediante autorretratos de escasas vestimentas y actitudes “prepago en promoción”, y de vez en cuando nos encontramos con publicaciones del mundo del arte y escritos de nuestros colegas que reflexionan o critican sobre el arte de nuestro tiempo.

Aquellos artistas que están dentro de “La onda conceptual” de una u otra manera, no opinan o no critican, o más bien deba decir que ya no tanto. Tal vez sea  porque no hay por donde criticar aquello de lo que se vive, en lo que se cree y que uno mismo hace, o porque para los artistas conceptuales aquellos que no lo son no representan una amenaza, o pensarán que no son competencia… o tal vez simplemente estén por encima de la necesidad de criticar y de cazar peleas sin sentido.

Yo pienso más bien que es porque, ahora, el campo del Arte Conceptual ha ganado tanto terreno dentro del mercado nacional e internacional que ya no necesitan seguir peleando y criticando a los demás para poder conseguir un lugar.

En cambio, por parte del gremio de mis colegas artistas no conceptuales, artistas figurativos, artistas de caballete, pintores, dibujantes y escultores, algunos de enorme talento y reconocimiento, otros menos conocidos o con carreras no tan largas todavía y otros claramente aficionados, es frecuente encontrar comentarios,  artículos reseñados o compartidos en sus páginas y hasta cartas de denuncias, manifiestos y protestas en contra del arte conceptual.

Cuando uno escucha a los políticos en campaña, haciendo enormes esfuerzos por desprestigiar a sus oponentes se lamenta uno de ver la poca integridad de aquellos que aspiran a ser nuestros dirigentes, y cuando conocemos o sabemos de personas que no dudan en hablar mal de otros o que buscan desprestigiar a sus colegas para validarse a sí mismos o lo que hacen, cuando ve uno a la gente que dice que lo que ellos hacen es valioso porque lo que los demás hacen es malo, recuerda uno a esos personajes antagonistas en series de televisión o telenovelas que son los malos de la serie, el antihéroe resentido que solo busca el mal ajeno para su propia conveniencia, pero hoy en día en las redes sociales, poco a poco pero reiteradamente mis colegas artistas, entre los cuales muchos a quienes admiro y aprecio sinceramente comentan y publican actitudes similares en función del nivel de indignación de  cada uno o del tamaño de su propio orgullo, o en función de los intereses particulares que este o aquel pueda tener al respecto, como si buscaran desprestigiar, o francamente si pudiesen, destruir toda forma de arte conceptual o arte “diferente” al suyo, porque ellos no están de acuerdo con el o, me pregunto yo, por miedo tal vez a no poder comprenderlo o no saber cómo acceder a él?

Honestamente, a mí, esto me genera un problema emocional complejo. Siempre he creído, tal vez por conveniencia, que el arte y la condición de artista, son formas elevadas de la condición humana. He querido creer que el arte y los artistas están por su misma naturaleza, su inteligencia y su sensibilidad tienen la capacidad de ver el mundo con mayor claridad, con mayor justicia, equidad y compasión, y que desde esa capacidad producir arte que pueda inspirarnos a ser mejores. Muy en el fondo de mí mismo he querido mantener esa idea como guía, a sabiendas de que es una utopía que nunca se ha dado y tal vez nunca será, pero de ahí a rebajarse uno al nivel del chisme y  la difamación…

Confieso que por muchos años yo mismo  he tenido problemas con el arte conceptual. Yo también tuve problemas para entenderlo, aceptarlo o apreciarlo, a mí también me parecía que no tenía ningún sentido producir algo sin ninguna cualidad estética o plástica y pretender defenderlo con discursos absurdos e incoherentes, o muchas veces sumamente pretenciosos para pretender validar la mediocridad como arte y mi orgullo lo rechazaba tajantemente, como veo que le sucede a muchos de mis colegas hoy en día.

Pensaba, que era una moda inmadura, pretenciosa y postiza, y que como todas las modas sería algo efímero y condenado a desaparecer, pensaba que era una manifestación pseudo artística inmadura que niega su  vinculación con la historia del arte, así como el adolescente niega su herencia y su familia para reclamar un atisbo de individualidad, y que siendo así, esta inmensa crisis de adolescencia del mundo artístico tendría que alcanzar la madurez algún día, ¡y entrar en razón!

Pero el inmaduro era yo creyendo que yo tenía la razón y que el resto del mundo estaba equivocado. El haberme atrevido a juzgar el arte conceptual desde mi propia ignorancia justificada por mi orgullo y por el miedo a lo que desconocía, a lo que no entendía y que por no entenderlo minaba mi autoestima, solamente me demostró que el inmaduro era yo y no el arte, el infantil era yo quien me negaba a abrir los ojos y a crecer, porque me daba miedo enfrentar la posibilidad de estar equivocado y de tener que reevaluar mi propio trabajo.

Por supuesto que de una u otra forma hay que estar en contra  de lo conceptual si se es un artista de caballete, y se escoge ser figurativo, o realista, o aun expresionista o lo que se quiera escoger, porque esto satisface nuestros sentidos, deseos, egos, orgullos y demás, o porque produciendo lo que consideraríamos arte bello complacemos a nuestros círculos familiares o sociales ganando su aceptación o admiración y compensando nuestra falta de autoestima por haber sido “diferentes” o “raros”, validándonos así como creadores y personas “importantes” dentro de nuestro medio inmediato. En mi caso, a veces creo que fui artista e hice lo que hice buscando desesperadamente esa aceptación por medio de mi familia, y los gustos y anhelos o proyecciones de los miembros importantes de esa familia influyeron tan fuertemente en lo que debía pintar y en cómo hacerlo que terminé convenciéndome a mí mismo que ese era el camino correcto.

No, esto no es una crítica más hacia mis padres, sino la necesidad de un adolescente inseguro de sí mismo y que se sentía sólo por ser el niño diferente, de conseguir aceptación y validación por parte de su medio vital inmediato que es su familia, y desde allí construirse un espacio en la sociedad con la que interactuaba; nada más.

Habiendo pasado ya el deprimente umbral de los cuarenta años desde hace ya un tiempo imposible de confesar, por fin me doy cuenta de que mis lecturas hacia el arte contemporáneo y el arte conceptual eran sumamente cerradas, por conveniencia más que nada. Necesitaba cerrarme a ello para poder justificar lo que yo hacía, lo que pintaba, lo que esculpía, pero ahora entiendo mejor la opinión de esos críticos de arte que me dijeron y me mostraron lo desfasado que estaba en muchos de mis conceptos y que yo no entendí.


El arte conceptual ha demostrado ya claramente que no es una moda. Una moda no puede durar más de sesenta años y sigue cobrando fuerza( No olvidemos que “La Fuente”, de Marcel Duchamp, es una obra realizada, si se puede decir, en 1917, o la Rueda de Bicicleta, una de sus primeras apropiaciones o “Ready made” de 1913, lo que significa que el Arte Conceptual existe ya desde hace 100 años exactamente), creando e imponiendo una nueva estética que invariablemente ha influido en todos los campos de la plástica mundial, como son el diseño, la arquitectura, la moda, la publicidad y todo lo demás.  Esa manifestación artística que en sus comienzos y durante tantos años fue tan ajena al público tanto culto como profano fue tan hermética y compleja, ese arte que era en opinión de muchos “invendible” o “incomparable” construyó su mercado, consiguió su público y se construyó su espacio dentro de la historia a pesar de la indignación de sus rivales, sin necesidad de ponerse a denigrar a los demás artistas (o tal vez sí).

¿Pero cómo fue que pasó? ¿Cómo fue que tal aberración se convirtió en arte? Simplemente porque a pesar de lo que algunos todavía prefieren seguir vociferando, el arte conceptual no  es una aberración, no es el anti-arte, no es un absurdo y el mundo, lo queramos aceptar o no, no está equivocado.

El hecho de que algunos no lo entendamos o no queramos entenderlo y aceptarlo,  o de que otros, por más que nos esforcemos por entenderlo no lo logramos, y por mucho que algunos alcancemos finalmente alguna comprensión y lleguemos incluso a admirarlo, aun así sigue siendo difícil poder “hacerlo” ¡y hacerlo bien!, y esto lo digo como un artista, que ha caminado ese sendero y que reconozco mi incapacidad actual para poder producir una obra que al menos en mi concepto alcance el “nivel” de aquellas obras y artistas conceptuales que han ganado mi admiración y respeto.

A todos esos amigos y artistas que aún se encarnizan buscando maneras de criticar el arte conceptual porque es más fácil criticar y matar lo diferente y lo que se desconoce que hacer el esfuerzo de abandonar los prejuicios y trascender nuestro ego para crecer descubriendo nuevos mundos les dedico esta reflexión:

El hecho es que el arte conceptual No va a desaparecer y nada gana nadie con seguir peleando en contra de la dirección en la que gira el mundo. El arte conceptual no es el enemigo a muerte de nadie como pareciera que muchos piensan: he visto personas que se encolerizan y cambian de color frente a obras conceptuales o incluso ante su sola mención.

Si yo fuese psicólogo me preguntaría: ¿Si el arte es un espejo, por qué se sienten tan amenazados en su ego estos artistas?

La complacencia Retiniana

Hace poco alguien me dijo que el asunto con el arte de hoy en día es que uno no puede pretender ya que el arte sea solamente un asunto de Complacencia Retiniana y nada más. Que el arte ya no se trata solamente de producir una imagen agradable a los sentidos para decorar este muro o aquel espacio, y menos convertirse en una mera demostración de habilidades técnicas, sino que necesita ir más allá. A esa persona le agradezco enormemente sus palabras porque creo que gracias a ellas por fin entendí algunas frases que yo mismo he enunciado durante años sin darme cuenta de lo que me decía a mí mismo:

“Hay una gran diferencia entre el arte y la artesanía, y es que si bien la artesanía se trata del despliegue de habilidades y oficio que posee el artesano para la elaboración de una obra, cuyo valor radica principalmente en la técnica, la calidad del objeto o producto terminado, su valor estético, su belleza, el refinamiento de sus acabados o la maestría con la que fue elaborada dicha artesanía, en su unicidad, o el hecho de que por ser precisamente de carácter artesanal, su producción es manual y por tanto limitada, lo que acentúa su valor, en su “belleza objetual”…

La obra de arte, para poder ser llamada arte y no artesanía, necesita poder ser algo  más. 

Necesita ir más allá de un “simple” objeto bello y decorativo, para convertirse en algo más que la eleve a la condición de arte.

 La obra de arte debe tener en sí misma TODO lo que el artista es capaz de hacer en ella desde el punto de vista de su oficio, destreza o habilidad, y además debe tener parte de su alma, de su vida, de su ser”

Por muchos años he repetido este discurso con las mismas u otras palabras frente a estudiantes y artistas en desarrollo queriendo inspirarlos a ir siempre más lejos, más profundo, más alto en su búsqueda y desarrollo, sin darme cuenta de que ese “algo más” que haría trascender la obra hacia el nivel de arte era lo que precisamente se me escapaba en realidad y que los esfuerzos tanto míos como los de muchos artistas se seguían centrando principalmente en el oficio, o en la pericia y destreza, o en una cierta forma de querer demostrar una habilidad supuestamente superior pero que finalmente nos devuelve al problema de la artesanía o del  objeto decorativo sin más…

Ese “Algo más” es la búsqueda del arte y del artista. Es de ello que depende que una obra pueda convertirse en arte sin importar cuál sea el nivel técnico de habilidad del hacedor: el arte dejó de ser una competencia de habilidad artesanal hace cientos de años ya, y quienes se han querido quedar en ese argumento como fundamento de sus vidas y trabajo son probablemente magníficos artesanos con habilidades extraordinarias; pero no artistas.

Ese “Algo más” a veces habla de estilos o de universos estéticos que crean algunos artistas y que en algunas épocas fue respuesta suficiente para validar sus obras. Otras veces se trata del contenido de la obra, o del tema que trata, o la denuncia que propone, tratando de llevar el arte a una postura política o sociológica…, Otras veces ha sido sobre el significado mismo de la estética y sobre los valores o fundamentos desde los cuales dicho concepto se construye, dándole al arte una dimensión un tanto más filosófica o epistemológica, en donde se centra gran parte de la producción actual artística y conceptual.

Cuando me hablaron entonces de lo de la Complacencia Retiniana, comprendí que el juicio que portaba antes sobre las obras conceptuales, el mismo que veo que portan muchísimas personas y artistas hoy día, estaba basado en la incapacidad para poder apreciar y entender esas obras con tan sólo un vistazo. Pero al entender esto me di cuenta de que si Sí hubiera podido entenderlas de esa forma, entonces ¿Cuál sería verdaderamente su valor? Valdría lo mismo que mi cajita de té que tiene  un lindo dragón repujado en metal en la tapa y que me parece hermosa, o valdría lo mismo que vale para muchas personas, y que a los que nos creemos artistas nos ofende frecuentemente, el cuadro que consiguen en el almacén de muebles que decora el comedor porque tiene frutas y flores, ¡y que combina con la tela de las cortinas o el tapizado de los asientos!

Si cuando de música se trata, para poder juzgar una canción o una melodía cualquiera uno se toma al menos los cuatro minutos que dura la canción  para escucharla antes de decidir si nos gusta, o con respecto a la literatura nos tomamos el trabajo de leer, al menos un capítulo, o tan siquiera el índice, el resumen de la contra carátula, la bibliografía en algunos casos o el prólogo para los más valientes, si para ver una película no nos salimos de la sala tras la primera escena diciendo que es una porquería, ¿por qué entonces con respecto al arte plástico nos es suficiente un rápido vistazo superficial para declararlo como “Basura” y no hacemos el esfuerzo de acercarnos, de analizar, de permearnos y de al menos tratar de averiguar o entender lo que el artista quiso decir antes de imponer sentencia y condenarlo a muerte?

No sé cuántas veces he visto personas cuyos vasos sanguíneos capilares del rostro se congestionan rápidamente tiñendo sus rostros de cólera y humillación ante la vista de una obra conceptual, y expresan indignados que eso es una porquería, ¿que quién se cree el farsante que hizo eso al burlarse de nosotros? Que lo creen a uno estúpido pretendiendo convencerlo a uno de que eso es arte, Para luego retirarse ofendidos y dignos de la exposición o del recinto, y quienes nunca se acercaron siquiera al artista o al galerista a preguntar de qué se trataba la obra, o quien es el autor, o porqué habría de hacer algo semejante antes de emitir un juicio.

Es como cuando un niño dice:
--“No me gusta el queso!”
 –Lo has probado alguna vez?
–“No, pero porque no me gusta!”

Si en el campo del arte hubiera algo de equidad o justicia, ¿dónde quedó la presunción de inocencia y el derecho a la defensa? ¿Por qué antes de emitir un juicio y pedir la horca o la silla eléctrica para el arte conceptual no le otorgamos al artista el derecho a la defensa? ¿Por qué nos cerramos tanto a tratar de usar nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad, para aceptar la invitación del artista a jugar, por unos momentos, el juego que él propone, para saber si nos gusta y nos aporta algo, como claramente lo hacemos al escuchar música, ver una película o leer este texto?

Una cuestión de respeto